La repentina muerte de su hermano en 2004 fue un golpe muy fuerte para Sarah Huerta.
En los años siguientes, Sarah no podía salir de casa sin sufrir un ataque de pánico. Odiaba subirse a un auto debido a que ahí fue donde encontraron el cuerpo de su hermano. No podía mantener un empleo por mucho tiempo. Cada vez que salía, sentía que se avecinaba un desastre.
Su médico la diagnosticó con trastorno por estrés postraumático y ansiedad extrema.
Su esposo le dio agujas para tejer.
Al principio, Huerta se sentía escéptica. Tejer parecía ridículo, y resultaba difícil para las manos que aparentemente, nunca podía dejar quietas. Pero a medida que aprendió a tejer al derecho y al revés, las horas pasaron rápidamente. Ella se dio cuenta de que ya no se centraba en el futuro, imaginando las cosas catastróficas que le podrían suceder a sus seres queridos.
«Fue ahí cuando me tomé en serio el empezar a hacer manualidades», dijo Huerta.
Hacer manualidades puede ayudar a aquellos que sufren de ansiedad, depresión o dolor crónico, dicen los expertos. También puede disminuir el estrés, aumentar la felicidad y proteger al cerebro de daños causados por el envejecimiento.
Pocos estudios se han hecho específicamente en cuanto a hacer manualidades, pero los neurólogos empiezan a ver cómo estudios de actividades cognitivas, tales como resolver crucigramas, también podrían aplicarse a quienes hacen complejos patrones de ‘quilting’. Otros están estableciendo conexiones entre los beneficios que la meditación tiene en la salud mental, y el zen que se alcanza al momento de pintar o esculpir.
«Está surgiendo una evidencia prometedora para respaldar lo que muchas de las personas que hacen manualidades han sabido desde hace bastante tiempo», dice Catherine Carey Levisay, una neuropsicóloga autorizada y esposa de John Levisay, director ejecutivo de Craftsy.com. «Y es que crear algo -ya sea a través del arte, la música, la cocina, el ‘quilting’, la costura, los dibujos, la fotografía o la decoración de pasteles- nos beneficia de varias maneras».
Efectos similares a la meditación 🧠🧘
Incluso hoy en día, años después de que Huerta aprendiera a tejer por primera vez, ella sabe que puede perderse horas en un patrón complejo.
El psicólogo Mihaly Csikszentimihalyi inicialmente describió este fenómeno como fluidez: unos cuantos momentos en el tiempo donde te absorbe tanto una actividad que nada más parece importarte. La fluidez, dice Csikszentimihalyi, es el secreto de la felicidad: una declaración que respalda con décadas de investigación.
«Cuando estamos involucrados en algo que requiere creatividad, sentimos que estamos viviendo más plenamente que durante el resto de nuestra vida», dijo Csikszentimihalyi en una conferencia TED en 2004. «Sabes que lo que necesitas hacer es posible de lograr, incluso si se trata de algo difícil, así que la sensación de tiempo desaparece. Te olvidas de ti mismo. Te sientes parte de algo mucho mayor».
Nuestro sistema nervioso solo puede procesar cierta cantidad de información a la vez, explica. Ésa es la razón por la que no puedes escuchar y entender a dos personas mientras te hablan al mismo tiempo. Así que cuando alguien empieza a crear, su existencia fuera de esa actividad se «suspende temporalmente».
«No le queda suficiente atención para monitorear cómo se siente su cuerpo, o sus problemas en casa. No siente hambre o cansancio. Su cuerpo desaparece».
Los efectos de la fluidez son similares a los de la meditación, dice la terapeuta ocupacional Victoria Schindler. La ciencia ha demostrado que la meditación puede, entre otras cosas, reducir el estrés y combatir la inflamación.
Nuestros cuerpos están en un constante estado de estrés debido a que nuestro cerebro no puede establecer la diferencia entre una reunión con el jefe y un ataque de un oso, dice Schindler. Los movimientos repetitivos de tejer, por ejemplo, activan el sistema nervioso parasimpático, lo cual disipa esa respuesta de «lucha o huida».
En el estudio «Las bases neurológicas de la ocupación», escrito en 2007, Schindler y la coautora Sharon Gutman afirman que los pacientes podrían aprender a utilizar actividades como dibujar o pintar para provocar la fluidez, lo cual ofrecería una manera no farmacéutica de regular las emociones fuertes como el enojo, o prevenir los pensamientos irracionales.
«La fluidez tiene el potencial de ayudar a los pacientes a disipar el caos interno», escriben.
Un antidepresivo natural
El centro de recompensas en tu cerebro libera un neurotransmisor llamado dopamina cuando haces algo agradable. Los científicos creen que la dopamina originalmente estaba diseñada para hacernos repetir actividades que ayudarían a la sobrevivencia de la especie, como comer y tener sexo. Con el tiempo, hemos evolucionado de tal manera que el cerebro también libera dopamina mientras pintamos vidrio o decoramos un pastel.
«La dopamina en sí es nuestro antidepresivo natural», dice Levisay. «En cualquier momento podemos encontrar una forma que no involucre medicinas para estimular el centro de recompensas… mientras más lo hacemos, mejor vamos a estar».
Hay evidencia de una encuesta que respalda el efecto de la dopamina al hacer manualidades. En un estudio realizado con más de 3.500 tejedores, publicado en The British Journal of Occupational Therapy, el 81% de los encuestados respondieron que se sentían más felices después de tejer. Más de la mitad informó que se sentían «muy felices».
Y la recompensa de las manualidades va más allá de la creación. Ver el producto final decorando tus paredes -o recibiendo los elogios de un ser querido- puede ofrecer varios estímulos de ese químico que te hace sentir bien.
Hacer manualidades también mejora nuestra auto eficacia, dice Levisay, o cómo nos sentimos respecto a desempeñar tareas específicas. Los psicólogos creen que un fuerte sentido de auto eficacia es clave para la forma en la que abordamos un nuevo reto y superamos las decepciones en la vida. Así que, darte cuenta de que, en realidad puedes tejer en crochet un suéter para tu sobrino, te podría ayudar a hacer el próximo trabajo que te asigne tu maestro.
Las actividades creativas te pueden proteger del envejecimiento
Más de 35 millones de personas alrededor del mundo viven con demencia hoy en día. Para 2050, se espera que ese número se triplique, y los expertos se están apresurando para encontrar formas de proteger al cerebro de esta condición debilitante.
Los neurólogos solían creer que el cerebro era un órgano estático, dice Levisay, y que una vez estaba plenamente desarrollado a tus veintitantos años, todo lo que podías hacer era perder el poder. Pero recientemente, la investigación ha demostrado que nuestros cerebros son flexibles y pueden adaptarse a su ambiente, incluso cuando la persona es de edad avanzada; éste es un concepto que se conoce como neuroplasticidad.
La evidencia que respalda este concepto es abrumadora. Estudios han encontrado que las actividades que son intelectualmente estimulantes, como aprender un nuevo idioma, pueden ayudar a prevenir la atrofia cerebral y retrasan la demencia de forma significativa. Y un ensayo clínico que fue publicado recientemente muestra que la capacitación cognitiva puede mejorar las habilidades de razonamiento y la velocidad de procesamiento del cerebro hasta 10 años después de que dicha capacitación haya sido completada.
«El siguiente paso natural es estudiar otras actividades, no solo las pruebas de memoria o cognitivas», dice Levisay. «¿Qué pasa con las actividades de manualidades? Esto es algo que las personas hacen de forma natural porque son placenteras».
Hacer manualidades también es una actividad única, dice Levisay, debido a la capacidad que tiene de involucrar muchas áreas de tu cerebro. Puede mejorar tu memoria y lapso de atención mientras involucra tu procesamiento visual-espacial, tu lado creativo y tus habilidades de resolución de problemas.
Los científicos están empezando a estudiar el impacto de las actividades recreativas en el cerebro. Jugar, leer y hacer manualidades podría reducir tus probabilidades de desarrollar impedimentos cognitivos leves en un 30 a 50%, según un estudio realizado en 2011 y publicado en The Journal of Neuropsychiatry.
«La hipótesis es que mientras más estimulante sea tu ambiente… más estarás aumentando la complejidad del cerebro, y así, es más lo que te puedes dar el lujo de perder», dice Levisay. «Estás creando una reserva».
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